El árbol en mi ventana: Tom
En los últimos lugares donde he vivido, he tenido la grandísima suerte de tener un árbol frente a mi ventana. Es algo bastante único si consideramos el tiempo que toma para que un árbol crezca y el hecho de escoger un lugar sin esperar algo así; es una casualidad bastante linda. En el último lugar, desafortunadamente, después de unos meses de vivir allí, el municipio decidió cortar varios de los árboles que decoraban los alrededores, supuestamente por motivos de seguridad. Antes de que comenzara el proceso, le tomé un montón de fotos. Era casi como si quisiera decirle que su memoria sería conservada. Había estado allí por tantos años, tantas estaciones, y en muy poco tiempo desapareció de mi vista por completo. Fue muy triste, la verdad. Su perímetro era súper grande y duraron muchos días en llevarse la raíz, que luego solo quedó a un lado de la calle. Ahora vivo en otra ciudad y tengo otro árbol frente a mí. No es tan grande como el anterior, pero de nuevo me hizo pensar en ese árbol. El árbol en mi ventana: Tom Había una vez un árbol llamado Tom. Tenía muchos años de vivir en la calle 86.